Un año turbulento para Musk, con boicots, caídas en ganancias y el posible pago de $1 billón
Nueva York (AP).- Si alguien dejara un trabajo gubernamental literalmente con un ojo morado, dirigiera una empresa que obtiene cada vez menos ganancias y, de repente, su negocio fuera indagado por investigadores federales, podríamos decir que está teniendo un mal año.
Pero la mayoría de las personas no son Elon Musk.
El hombre más adinerado del mundo se ha vuelto más rico este año, y los accionistas de Tesla, su empresa de automóviles eléctricos, podrían darle aún más dinero al aprobar un paquete de pago de 1 billón de dólares apostando a que tendrá éxito con nuevos planes para un “ejército de robots” y otros avances tecnológicos, aun cuando algunas de sus promesas anteriores siguen sin cumplirse.
“La genialidad de Elon Musk es mantener a los inversores enfocados en cómo podría ser la empresa en cinco o 10 años, mientras ignoran los desafíos a muy corto plazo”, dice, maravillado, Garrett Nelson de CFRA Research. O como lo expresa más directamente Brian Mulberry, de Zacks Investment, “Un CEO promedio probablemente no sobreviviría a esto”.
Musk comenzó el año con un trabajo secundario: prometiendo recortar 2 billones de dólares en gasto gubernamental como jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) del presidente Donald Trump, antes de reducir esa promesa a la mitad. Al final, el departamento reportó solo 240.000 millones de dólares en ahorros, según sus propias estimaciones notoriamente poco fiables, y ni siquiera está claro si esos ahorros se mantendrán mientras el gobierno de Trump se apresura a reponer muchos puestos esenciales que el DOGE recortó sin que debiera haberlo hecho.
“Existe el patrón de anunciar grandes despidos y luego dar marcha atrás y decir: ‘No, eso es un error’”, afirmó Elaine Kamarck, investigadora de alto nivel del Instituto Brookings, quien ha compilado una lista de 17.000 puestos que se están reponiendo. “Recortan sin un plan, sin tener en cuenta la función”.
Musk utilizó las mismas tácticas de recorte y quema tras hacerse cargo de Twitter, y este año también han surgido pruebas de que el asunto salió mal.

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