EEUU deporta migrantes de Jamaica, Cuba y otros países hacia el reino de Esuatini, África
Estados Unidos deportó a cinco migrantes que describió como “criminales bárbaros” a la nación africana de Esuatini, en el marco de una expansión de su programa de deportación a terceros países, que opera en gran parte de manera secreta bajo la administración del presidente Donald Trump, así lo informó el martes el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Además, EEUU deportó a ocho hombres a Sudán del Sur, tras un fallo de la Corte Suprema que levantó las restricciones para enviar personas a países con los que no tienen vínculos. El gobierno de Sudán del Sur se ha negado a informar sobre el paradero de esos hombres, también descritos como criminales violentos, después de haberlos tomado bajo custodia hace casi dos semanas.
La secretaria adjunta de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, publicó en la red social X que los cinco hombres enviados a Esuatini, ciudadanos de Vietnam, Jamaica, Cuba, Yemen y Laos, llegaron en avión, aunque no especificó la fecha ni el lugar de procedencia.
De acuerdo con McLaughlin, todos eran criminales convictos e “individuos tan singularmente bárbaros que sus países de origen se negaron a recibirlos de vuelta”. Añadió que estos hombres “han aterrorizado a las comunidades estadounidenses” y ahora están “fuera del suelo estadounidense”.
McLaughlin indicó que los delitos por los que fueron condenados incluyen asesinato y violación infantil, y que uno de ellos es un pandillero “confirmado”. Las publicaciones en redes sociales incluyeron fotos de las fichas policiales de los hombres, así como de lo que, afirmó, eran sus antecedentes penales y sentencias. Los migrantes no fueron identificados por su nombre.
Hasta el momento, no se sabe si los hombres fueron deportados directamente desde prisión o si fueron detenidos en operativos de inmigración, y ni el Departamento de Seguridad Nacional ni el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han respondido a solicitudes de aclaración.
Cuatro de los cinco países de origen de los migrantes han sido históricamente reacios a aceptar ciudadanos deportados desde Estados Unidos, especialmente aquellos con condenas criminales. Ese problema ha sido una constante para el DHS incluso antes del mandato de Trump. Algunos países rechazan recibir a cualquier ciudadano, mientras que otros solo se niegan a aceptar a aquellos con antecedentes penales.
Al igual que ocurre con Sudán del Sur, las autoridades de Esuatini no han confirmado públicamente ningún acuerdo con Estados Unidos para aceptar deportados de terceros países ni han informado sobre cuál será el destino de estos hombres dentro de su territorio. Grupos cívicos locales expresaron preocupación por la falta de transparencia en el proceso, en un país acusado durante años de reprimir los derechos humanos.
“Ha habido una notable falta de comunicación oficial por parte del gobierno de Esuatini respecto a cualquier acuerdo o entendimiento con Estados Unidos para aceptar a estos deportados”, señaló Ingiphile Dlamini, portavoz del grupo prodemocracia SWALIMO, en un comunicado enviado a The Associated Press. Según Dlamini, se desconoce si los hombres se encuentran retenidos en un centro de detención, cuál es su estatus legal o cuáles son los planes de Esuatini para ellos.
Esuatini, anteriormente llamado Suazilandia, es un país de aproximadamente 1,2 millones de habitantes, situado entre Sudáfrica y Mozambique. Es una de las últimas monarquías absolutas del mundo y la única en África. El rey Mswati III ha gobernado por decreto desde 1986.
Los partidos políticos están prohibidos y los grupos prodemocracia han denunciado durante años represión violenta de la disidencia. Las protestas prodemocracia estallaron en 2021, dejando decenas de muertos, presuntamente por acción de las fuerzas de seguridad. Las autoridades del reino han sido acusadas de llevar a cabo asesinatos políticos de activistas y de encarcelar a otros.
Dlamini advirtió que, debido a las condiciones económicas de Esuatini, el país “puede enfrentar una gran tensión al alojar y gestionar a individuos con antecedentes complejos, particularmente aquellos con condenas penales serias”. Aunque el gobierno de Estados Unidos celebra estas deportaciones como un avance para la seguridad de su población, Dlamini insistió en que su organización quiere conocer los planes para los cinco hombres enviados a Esuatini y “cualquier riesgo potencial para la población local”.
El gobierno de Trump ha indicado que busca alcanzar más acuerdos con naciones africanas para recibir personas deportadas desde Estados Unidos. Líderes de cinco países de África Occidental que se reunieron recientemente con Trump en la Casa Blanca discutieron, entre otros temas, la posibilidad de aceptar deportados. No obstante, algunas naciones se resisten a estos acuerdos. Nigeria, que no participó en la cumbre, afirmó que ha rechazado presiones estadounidenses para recibir deportados que no son ciudadanos nigerianos.
Estados Unidos también ha enviado a cientos de venezolanos y migrantes de otras nacionalidades a Costa Rica, El Salvador y Panamá, aunque el continente africano ha sido identificado como una región donde podrían establecerse más acuerdos de deportación.
El ministro de Relaciones Exteriores de Ruanda declaró el mes pasado a The Associated Press que hay conversaciones en curso con Estados Unidos para aceptar migrantes deportados. Sin embargo, un plan similar anunciado por el Reino Unido en 2022 para deportar solicitantes de asilo rechazados a Ruanda fue declarado ilegal por la Corte Suprema británica el año pasado.
Los ocho hombres deportados a Sudán del Sur habían pasado semanas en una base militar estadounidense en Yibuti mientras se resolvía el caso legal sobre su traslado. El vuelo de deportación a Esuatini fue el primero de este tipo tras el fallo de la Corte Suprema que despejó el camino para enviar migrantes a terceros países.
El Gobierno de Sudán del Sur no ha dado detalles de su acuerdo con Estados Unidos ni ha informado sobre la situación actual de los deportados. Un líder de la sociedad civil del país afirmó que Sudán del Sur “no es un vertedero para criminales”.
Analistas consideran que algunos gobiernos africanos podrían estar dispuestos a aceptar deportados de terceros países a cambio de términos más favorables en negociaciones bilaterales, que incluirían aranceles, ayudas exteriores, inversiones o flexibilización de restricciones en visas de viaje por parte de Estados Unidos.

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